Un genio a ciegas
Harry Nelson Pillsbury
nació en la ciudad estadounidense de Somerville (Massachussets),
el 5 de diciembre de 1.872, y falleció en Frankford
(Estados Unidos) el 7 de junio 1.906, a los 33 años de edad victima de la
tuberculosis.
El caso del Pillsbury
es único en la historia del ajedrez. Aprendió a jugar cuando contaba 16 años,
una edad en la cual actualmente hay varios Grandes Maestro, pero, sin embargo,
dos años después ya era uno de los mejores jugadores de su país y otros dos
años más tarde fue capaz de derrotar, en un pequeño match amistoso, a 3
partidas, al vigente Campeón Mundial, W. Steinitz,
aunque, bien es cierto, que Steinitz le dio la ventaja
de un peón y la salida.
En 1895 se desplaza a Inglaterra y
participa en su primer gran torneo, ya que hasta ahora solo había jugado matches y torneos de nivel inferior en Estados Unidos. Es
incluido en la nómina del torneo de Hastings, uno de
los más fuertes torneos de la historia, y, ante el asombro de todos, el joven norteamericano
consigue vencer en el torneo. Para ver la fuerza del evento solo hay que
observar que participaban en Campeón Mundial Steinitz
(que solo pudo ser 5º), el futuro campeón, Lasker,
los subcampeones mundiales Chigorin, Gunsberg, Tarrasch, Schlechter y Janowsky, entre otros grandes jugadores de la época como Blackburne, Bird o Mieses.
A partir de entonces Pillsbury
participo en la mayoría de los torneos que se celebraron en los siguientes años
quedando siempre clasificado entre los 3 primeros. A partir del año 1.904 su
rendimiento empezó a bajar debido a que padecía una tuberculosis pulmonar.
El estilo de juego de Pillsbury
era una mezcla del juego táctico romántico del siglo XIX, con el juego más
posicional y cerrado preconizado por Steinitz. En la
faceta que más destacó fue en las rupturas de peones que transformaban la posición de cerrada a abierta
y a partir de ese momento desplegaba un brillante juego combinatorio.
En la otra faceta del juego donde destacó
sobremanera, el jugador estadounidense, fue en el ajedrez a ciegas. Batió todos los récord de su época y no se limitaba a ello. En
ocasiones daba sesiones donde jugaba 16 partidas de ajedrez simultaneas
a la ciega, además de varias partidas a las damas y de un juego de naipes denominado
whist, todo a la vez. No contento con ello durante la
sesión le mostraban una serie de naipes y las repetía una a una al finalizar la
sesión. Sin duda alguna tenía una mente prodigiosa.