El genio efímero
Paul Charles Morphy
es uno de los mayores mitos de la historia del ajedrez. Nació en Nueva Orleáns
(Estados Unidos) el día 22 de junio de 1837. A los 10 años de edad aprendió a
jugar de la mano de su padre, el Juez Alonzo Morphy (de nacionalidad española aunque de origen irlandés)
aunque fue su tío, Ernest quien profundizó en su
juego y dos años después ya era el mejor jugador de su localidad.
En
1857 participó en el Primer Congreso Americano de ajedrez, donde se
dieron cita los 15 mejores jugadores de Estados Unidos y el maestro alemán Paulsen. Morphy venció en el
evento y además renunció al premio ya que nunca se consideró un profesional del
ajedrez y no utilizaba este para lucrarse ya que pertenecía a una familia
aristócrata y no necesitaba el dinero.
Pronto se quedó sin rivales en Estados
Unidos (derrotó a Stanley, considerado el segundo
mejor jugador americano dándole la ventaja de peón y salida) por lo que en
junio de 1958 salió hacía Europa para medirse con los mejores jugadores del
viejo continente.
Nada más llegar a Londres, inició
conversaciones con H.
Staunton, considerado como el mejor jugador
mundial del momento, aunque éste siempre aludía problemas laborales que le
impedían jugar. Mientras esperaba que Staunton tuviera un hueco en su agenda, Morphy viajó a París, donde derrotó brillantemente a Von der Lasa, Löwenthal,
Harrwitz, al gran Anderssen.
De vuelta a Inglaterra derrotó a Owen
(dándole peón de ventaja) y a Mongredien mientras continuaba jugar el ansiado encuentro
con Staunton, aunque el inglés continuó poniendo excusas
hasta que Morphy lanzó el reto definitivo: ofreció
peón y salida a cualquier jugador que quisiera jugar con él. Sin embargo nadie
aceptó el reto y decepcionado decidió volver a su país donde se dedicó a la
abogacía, sin mucho éxito, hasta que estalló la guerra secesión. Posteriormente
la salud mental de Morphy empeoró y comenzó a padecer
manía persecutoria y pensaba que lo querían envenenar hasta que falleció en
1884
Como jugador revoluciono la teoría del
juego abierto y los principios del desarrollo, conceptos que, aunque hoy día
son elementales, no se dominaban en su tiempo