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190 - EL ANGINIOSO HIDALGO DON MOYA DE LA MANCHA.

 

Capitulo primero, que trata de la condición y ejercicio del famoso hidalgo Don Moya de la Mancha.

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero "arrecordarme", no ha mucho tiempo que fue un hidalgo jugador de los de aperturas en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.

Es, pues, de saber que el sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso, que eran los mas del año, dado su oficio, se daba a leer libros de aperturas, con tanta afición y gusto, que olvido casi de todo punto el ejerció de sus deberes. Y llego tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendio muchas fanegas de tierra para comprar libros de aperturas, llevando a casa todos cuantos pudo haber dellos.

Y así cargado de tal sabiduría, y con la ayuda de un labriego llamado Asensio Panza, se fue por esos caminos de dios, llevandole hasta la villa de Almansa, donde se disputaba un laureado torneo, donde caballeros y heores de todos los lares de la península apostaban sus armas para una lucha sin par.

Pero poco podía sospechar nuestro Hidalgo que iba a clavar lanza en balde, ya que dispuesto a justar con manchegos, valencianos, andaluces y diversos caballeros de muchas y lejanas tierras, de repente se vio disputando un Absoluto Murciano en tierras manchegas. Cosas de la vida, que sin duda, la hacen mas misteriosa "entodavia".

Capitulo II. De lo que le sucedio a nuestro caballero cuando llego a la venta.

"Allegando" a la venta donde se disputaba la justa, y en compañía de su recien ordenado escudero, Asensio Panza, al que le había "emprometio" el gobierno de una insula en pago a sus trabajos y desasosiegos, y acompañado por otro caballero, que se llamaba Caballero, toma recontracastaña, se preparo para su primera disputa. Cual fue su desdicha cuando supo que le había tocado en liza un conocido caballero, de la Real Orden de las Tablas Pactadas de Lapuerta, llamado Don Alvaro de la Heredia and huevos corporeisions. Dado que nuestro heroe ya conocia a tan audaz y laureado caballero, se preparo para la justa, con tal suerte, que en el primer envite tumbo al joven caballero, llevandose la primera victoria del torneo, ante un murciano, pero bueno, una victoria.

Capitulo III. Del mal suceso que el valeroso Don Moya tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de infelice recordación.

Y a eso que llego el segundo duelo, con otro murcianico, toma, como si no hubiera otros "pa" jugar. Pero como antes nuestro caballero se había tomado un café con leche, con una pizca de "whisky", marca "La barraca del Tío Gines", que su escudero le había puesto sin su conocimiento, y dado que no estaba acostumbrado a tragos tan duros y embriagantes, nuestro heroe creyó al ver al joven Caballero Carlitos Mas y Mas, que iba a combatir con un gigante, a lo que Asensio Panza le respondió: "Eta loco, chacho. Vuestra merced no ve que no es un gigante, que es Carlitos, leches". Nuestro heroe, "enfollonao perdio" y vista la magna empresa que se le venia encima, se preparo para jugar una nueva apertura, el Triple Gambito Namibio. Espoleo a sus caballos y se fue para el que el creía que era un gigante. Carlitos, que se vio como le regalaban un, dos y tres peones, sin dar mas importancia, le dio un "garimpotazo" en "to er garbanzo" que dejo a nuestro hereo descabalgado y buscando el pasaporte entre las malezas circundantes. Así fue, como nuestro Caballero Andante, se llevo su primera derrota.

Capitulo IV. Donde se concluye y da fin a la estupenda batalla que el gallardo jumillano y el valiente de San Javier tuvieron.

Ya repuesto de su primera derrota, nuestro caballero se armo de valor y dando una coz a su escudero, que ya se había acabado la botella de "whisky" de la Barraca del Tío Gines, cosecha de hace dos semanas, le mando a descubrir quien era su siguiente contrincante. Otro murcianico, vaya suerte, ir tan lejos para combatir con jugadores de siempre, pero bueno, habrá que combatir.

En esta justa le había tocado con el Conde Duque de Piqueras y otras puntas, noble de Jumilla, confesor de la Reina y banderillero en horas libres. Poco pudo hacer el joven caballero ante nuestro reencontrado caballero, que pronto empitono al Conde Duque, enviandola a sembrar amapolas. Duro final para tan bravo contrincante.

Capitulo V. De lo que le sucedio a Don Moya con uno de Almería.

Ya se llevaban varias justas, y nuestro protagonistas estaba hasta hay de jugar con caballeros conocidos en otros torneos de Murcia y pedanias. Así pues se alegro al ver que esta vez le tocaba un andaluz, ole, ole y ole. Pero su gozo en un pozo, cuando se entero que era "Er" Caballero de Mena y de la Pena, o mas conocido, Don Diego que te riego. El desanimo lleno su alma, pero diestro y siniestro, y con pocas ganas de pelear fue nuestro anginioso hidalgo al por el de Almería, que se presento en la justa paraguas en mano, por si las moscas le caían las del pulpo, y le cayo, le dieron mas palos que a una estera de los chiñorris. Nueva victoria.

Esa noche, nuestro protagonista, se la tiro en vela, pidiendole a Nuestra Señora de los Milagros de los Emparejamientos, que no le tocara otro jugador conocido, que el quería combatir contra rivales desconocidos. Encendiole varias velas, y un par de ducados y celtas sin boquillas, y espero que la Virgen le acompañara en el siguiente envite, pero que por dios y por la virgen, que no fuera murciano.

Capitulo VI. De lo que aconteció al famoso Don Moya con el Caballero de Sierra Blesacia, que fue una de las mas raras aventuras que en esta verdadera historia se cuenta.

Nuevo día, nuevo contrincante, nuevo murciano, vaya tela. Nuestro anginioso hidalgo, que había viajado tan lejos para jugar con extraños y diferentes caballeros le tocaba en liza otro conocido, y para mas inri, uno de "güenos", vaya suerte la del hidalgo caballero.

Con poca gana y con menos aspiración, se fue nuestro caballero, apertura en ristre hacia su joven adversario, Don Francisco, Caballero de la Sierra Blesacia, con tan poca ventura que recibió un par de "manporros" mortales de necesidad. Triste, dolorido y con un punto menos, se fue nuestro protagonista a llorar las penas a su celda, mientras que su compañero de andanzas se topaba con unos pellejos de vino a los que les dio buen fin, como no podía ser de otra manera.

Capitulo VII. Donde se cuenta la aventura que se topo Don Moya en topar con un desalmado yangüese.

Mala noche la pasada por nuestro heroe, solo veía en sus pensamientos aperturas raras, sacrificios impensables, y jugadores murcianos. La mañana no comenzó bien, ya que al ver el pergamino de la siguiente ronda vio como le había tocado otro murciano. Por diez, por la Virgen y por todos los santos trebejistas, mala suerte la mía, pensó nuestro caballero. Así que cogió su rocín, que estaba pasando mas hambre que un perro de un ciego, y a su escudero, que por cierto, de tanto beber y beber no hacia mas que hacer tablas con sus compañeros, y se encamino a luchar con el Desalmado Caballero Yangüese.

¿Que le pasara a nuestro heroe?, ¿Sera el final de la historia?, y lo mas importante, ¿Quedan jugadores murcianos con los que combatir en esta justa?. Lo veremos en el próximo articulo.

Moraleja: "Si naciste para martillo, tranquilo majete, que del cielo te caerán los clavos".

Con mucho cariño a nuestro compañero José A. Moya, y haber si te toca jugar con otro que no sea murciano, leches.

 
 
 

 


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