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096 - BURRO SIN ZANAHORIA NO SALTA VALLADO.

Prólogo

Mucho se habla y se comenta, por fortuna cada vez menos, de las crónicas ocultas, censuradas, aquellas que nunca han salido, ni saldrán a la luz. Esta, aunque no es una crónica, iba a engordar la carpeta encriptada de mi disco duro donde reuno todos esos escritos. Pero mira tu por donde algunas personas tienen gana de marcha, jejeje, así que vamos a darle en el gusto. Antonio, va por ti.

burro

Muchas veces os he hablado de mi agüelico Perico, os he contado historias, con mas o menos moraleja. Pues bien, hoy vamos a contar otra historia, para explicar a uno de nuestros nuevos compañeros como nos las gastamos por estas tierras.

En una ocasion, una tarde de invierno, de esos donde los braseros eran básicos para la vida en las humildes casas huertanicas, sentados a la mesa degustando unos fenomenales "Tostones", o como decía mi agüelica Maria, "Tastones", mi agüelico Perico comenzó a contar historias y anécdotas familiares a todos los "nietecicos". Así pues, entre "puñao" y "puñao" de "Tostones", y despues de refrescar la garganta con algún sorbo de vino dulce, con su ración bien generosa de anís paloma, el agüelico Perico nos contó la historia de su burrico, "Er Genaro".

Decía mi agüelico: "Encuando mi case con vustra agüelica, su familia me endio de dote un burrico y una cabra. A la cabra le enpusimos el nombre de "Paca", y al burrico el de "Genaro", ya que me enrecordaba inda al Tío Genaro, el huertano mas vago que ha parió maire. Allí iba yo, sentao en el burrico, toos los dias al bancal a sudar la gota gorda..", a todo esto, todos los nietecicos, que teniamos menos de 10 años, vamos lo que es un "Charate", nos pusimos a reir, ya que precisamente el trabajo no era un buen amigo del agüelico Perico, y el agüelico Perico no era buen amigo del trabajo. A todo esto el agüelo Perico me dio un pescozón en el torrao, quitandome todo el frío de golpe y porrazo, y nos hecho una de su miradas de patriarca, de esas que se te quitan las ganas de reir hasta el día de tu boda. Yo le dije: "leñe agüelo, por que me endas a mi solico", a lo que mi agüelo respondió: "Poique eres el que eta mas cerquica", lo dicho, mi agüelo y el esfuerzo se llevan mal, muy mal, vamos que no se miraban ni a la cara.

Siguió contando la historia de "Er Genaro", con multitud de anécdotas y curiosidades, eso si, entre "puñao" y "puñao" de Tostones, que los hacia muy ricos mi agüelica Maria, y además las panochas eran de la su tierra, vamos, las mejores y mas sanas del mundo mundial, y el que opinara lo contrario no comía, jejejej. Un servidor, todavía un zagal, y como nietecico mayor, le pregunte a mi agüelico: "¿Y porque no le endaba uste en el lomo con la vara al burrico para que se moviera, agüelico?", a lo que me respondió: "Hay Perico, Perico, paize mentira que sias el mayorcico, vaya parto que hecho tu maire, se quedo tranquila la pobretica. No ensabes que a los burricos que son tan vagos no hay que darle varazos, que lo tengo que explicotear too, ¡¡Vaya futuro que nos espera!!. A etos pollinos, hay que engañarles para que enmuevan el lomo. Se coge la vara, arrecuerda, que tiene que ser mu larga, se pone una zanahoria amarra a un cordel, y se le pone endelante del anima, y así el Genaro me llevaba al bancal mas rapido que enmontao en una moto. Pero enrecuerda, la vara bien larga, que si no el burrico se gala la zanahoria y no se mueve mas. Ya lo decía mi paire, Burro sin zanahoria, no salta vallado".

 

Así pues nos encontrabamos en el torneo de Benidorm, disputando varios socios del club distintos torneos, con mas o menos fortuna. Ya se habían disputado 7 rondas, y yo tenia esa sonrisita tonta que se le pone a uno cuando ha ganado 2,5 puntos de tres posibles, ante rivales muy superiores en ranking, de esas sonrisas que pone Ángel Murcia cuando gana una partida, jejeje. A eso que hablando con nuestra amigica Ana Picazo veo a Antonio Cantero y Marco Mirete acercarse con cara de pocos amigos, las cosas no les iban demasiado bien, que sorpresa, jejeje. Mientras Marco iba de tabla en tabla, Antonio ya llevaba cuatro puntos, pero no se encontraba en buena forma, ¡vaya sorpresa!, para variar, y a todo esto, y despues de aguantar los lloros y lamentos de Antonio de como había perdido sus partidas, me acorde del burro Genaro y pensé, "a este animalico le esta faltando una zanahoria, que los varazos, como decía mi agüelico Perico, no hacen efecto a los pollinos". Así que prepare un plan y lo lleve a cabo velozmente. Viendo que los varazos no hacen efecto a estos animalicos me prepare a ponerle una zanahoria, ¿Pero que zanahoria le pongo?, jejejeje, en seguida me vino a la mente una idea, ¿que cabrea mas a un socio del club?, la respuesta vino ni que pintada, que un servidor este por delante o muy pegado en puntos al jugador en cuestión. Pero eso no era suficiente, había que engordar mas la zanahoria, trabajo fácil para un fanfarrón, jejejeje. Así que dicho y hecho, prepare un plan, moví mis piezas, las coloque estratégicamente y puse el anzuelo para levantar el animo al amigo Cantero.

Así como no queriendo, le comente a Cantero que si no le daba vergüenza, como jugador de ajedrez, llevar solo medio punto mas que un servidor, pero había que meter mas carnaza, que los animalicos no son tontos. Así que le propuse, mejor dicho, le envié una las fanfarronadas mas grandes que jamás he dicho, y eso que he dicho muchísimas y muy gordas. Le propuse una apuesta, que al final del torneo un servidor llevaría mas puntos que el y encima le daba de ventaja la ultima ronda, que no iba a disputar. A Cantero se le cambio la cara, la zanahoria ya estaba puesta, ahora solo faltaba que Antonio aceptara en envite, y dijo órdago, jejeje. Pero no solo acepto, sino que apretó un poco mas la apuesta, le había tocado la fibra sensible, y aseguro que no solo iba a conseguir mas puntos, sino que solo ganaria la apuesta si conseguía un punto y medio mas que yo. Una apuesta entre caballeros, bueno, eso de caballeros es mucho decir, jejejeje. Si yo perdía, tendría que darme una porra de varazos en el lomo, lo que se denomina autovarazos, ya que la primera propuesta de Antonio no me gusto mucho, ya que los varazos deberían de ser en las criadillas en vez de en el lomo, y la verdad no me apetecía mucho, ya que la apuesta estaba perdida de antemano. Pero tenia que engordar mas aun la zanahoria, así que le propuse que si yo ganaba no quería nada a cambio, ya que estaba seguro de sumar mas puntos que el, otra gran fanfarronada de las mias, jejeje, y que me contentaba con la vergüenza que iba a pasar Antonio Cantero al sumar menos puntos que un servidor. Nos apretamos las manos, la zanahoria estaba puesta, a eso se me vino a la mente la imagen del pobre Genaro, galopando por las veredas de la huerta murciana llevando a lomos al agüelico Perico.

Al final, no hay que decirlo, pero bueno, perdí la apuesta, natural, vamos hubiera sido el final de la carrera ajedrecística de nuestro amigo Antonio si no lo hubiera conseguido. Gano las ultimas tres partidas. Y aquí un servidor esperaba que todo hubiera acabado, pero no, jejejej, Antonio quería los autovarazos, y es mas, encargo a un amigo que me recordara que me los tenia que dar, así pagan los amigos la ayuda de los demas, cría cuervos que te sacaran los ojos.

Moraleja: ¡¡Antonio, que no me voy a dar los varazos!!, jejejejeje. Además dame la parte proporcional del premio que te llevastes, no seas agarrao leches.

Con cariño a mi amigo Antonio Cantero, una gran persona, mejor jugador de ajedrez y esperando que sigas ganado muchas partidas en nuestro club.

 
 

 


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