Vud vivía en un
país neutral y llegó a Francia un poco antes de la segunda guerra mundial, para
dar clases de ajedrez a un pequeño heredero de una familia noble.
La guerra empezó y Vud se encontró en Francia. Los alemanes conquistaron el
país, y las tropas alemanas llegaron a Pa d´Kale. Primero ocuparon el castillo donde vivía la familia
noble, y junto a la familia arrestaron a muchos habitantes del pueblo que
fueron encerrados en el sótano del castillo de esta familia noble. Vud continuó enseñando ajedrez a su alumno, y los alemanes
lo permitieron sin problema alguno. El comandante alemán, que se alojó en el
castillo, era un militar importante y tenía los planos secretos para construir
la V1, un arma secreta, que era un misil de largo alcance que se utilizaría
para bombardear Londres.
Y ocurrió algo increíble: el
comandante era un aficionado del ajedrez, y cuando se enteró que en el sótano
se hallaba un profesor de ajedrez, quiso jugar una partida con él. Claro, Vud fue preparado para hospedar a una persona tan
importante, pero mientras jugaron, el alemán no ganó ni una partida. Después de
cada partida el profesor le enseñaba dónde cometía errores y le enseñaba
mejores jugadas. Luego, llegaron los estudios y los problemas de ajedrez, los
cuales el comandante solucionaba con un placer enorme.
Por supuesto, el servicio secreto de
los aliados se enteró del asunto, y muy pronto se pusieron en contacto con Vud y le encomendaron una tarea bastante difícil y
peligrosa: una noche Vud tenía que mantener al
comandante alemán entretenido jugando al ajedrez durante mucho más tiempo del
habitual.
Y la noche más peligrosa de la vida
del profesor de ajedrez llegó. Esa noche tenía un extraño presagio y la suerte
le dio la espalda, esa noche perdió por primera vez una partida con el
comandante. El alemán hizo combinaciones maravillosas y ganó con gran estilo.
Todo lo que imaginó le salió bien. Vud entraba en
combinaciones para principiantes, el alemán ganaba partida tras partida, y muy
emocionado con sus victorias, se mantuvo más tiempo del acostumbrado ante el
tablero, el suficiente para que el agente inglés copiara los planos secretos,
que encontró en la caja fuerte del militar alemán. Pocos días después, el
castillo fue bombardeado y en los escombros aparecieron el comandante y su caja
fuerte. Se quedaron vivos solamente aquéllos que en el sótano jugaron al
ajedrez.