El timo del ajedrez

 

Cuenta una vieja historia que un granjero iba caminando hacía el mercado para vender sus mercancías, cuando se encontró a un árabe que estaba jugado solo al ajedrez y como quiera, que nuestro  joven amigo era aficionado al juego se detuvo un momento para mirar la posición.

-         Buenos días – saludó – ¿Juega usted solo?

-         No – contestó el árabe

-         Pero, ¿Dónde está su adversario? ¿Contra quien esta jugando?

-         Mi adversario no está presente en cuerpo pero sí en espíritu. Estoy jugando con Alá

-         ¿Con Alá? Debe ser un poderoso rival. ¿Quién gana?

-         Hoy no me va bien estoy perdido – respondió el árabe – Mira es jaque mate en 2 jugadas, así que me toca pagar.

-         ¿Juegas dinero? ¿Y como le vas a pagar?

-         No te preocupes, no es la primera vez que pierdo. Cuando me derrota, Alá me envía a un hombre bueno que recoge el dinero y hace una buena obra, así que toma los 5 reales que aposté y ayuda a alguien con ellos.

Nuestro amigo, el granjero, cogió el dinero y se marchó muy contento pensando que se iba a comprar con los 5 reales que le había entregado el árabe, no si antes, quedar con él en el camino de vuelta.

Una vez vendida la mercancía en el mercado, y ya de vuelta a su casa, se encontró nuevamente con el árabe que estaba jugando solo otra vez.

-         Hola, ¿Cómo va hoy la partida? – le preguntó

-         ¡Estupendamente! – dijo el árabe que estaba contentísimo – hoy he jugado muy bien y tengo mate en una jugada.

-         ¡Fantástico! ¡Has ganado 5 reales!

-         Pues no, esta vez nos hemos jugado una bolsa de oro

-         Y ¿cómo te va a pagar Alá?

-         Pues como siempre. Cuándo gano Alá me envía un hombre con dinero para que me pague.

Y dicho esto, sacó un cuchillo de grandes dimensiones y atracó al granjero que llevaba las ganancias de sus ventas

 

 

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