Historias de Napoléon

 

El General francés Napoleón Bonaparte era un gran aficionado al ajedrez y pese a que no conocía bien la teoría del juego, especialmente de las aperturas, su gran sentido estratégico  le permitió jugar baste bien al noble juego, al que tenía en gran estima, “el ajedrez es un juego sin par, regio e imperial”.

Se cuenta que una vez jugó con el famoso autómata “El Turco”, y viéndose en mala posición, Napoleón intentó engañarlo haciendo una jugada ilegal, el turco retrocedió la jugada, por segunda vez se repitió el proceso y a la tercera ocasión, “El turco” enojado arrojó las piezas y Napoléon presumía de haber conseguido desesperar a una máquina.

Durante el presidio de N. Bonaparte, en la isla de Santa Elena, sus partidarios, idearon un plan para que pudiera huir de la cárcel. Aprovechando su afición por el ajedrez construyeron un juego para regalárselo, sabiendo que los carceleros no sospecharían de  él. En el interior de una de las torres iba explicado el plan  de fuga. Lamentablemente, el único que sabía el secreto del ajedrez, el capitán del barco que lo trasportaba, enfermó y falleció durante la travesía, y si bien, el ajedrez llegó a su destino, Napoleón nunca supo el secreto que este contenía.

 

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