Cuenta la leyenda que, durante la
ocupación mora en España, concretamente en el año 799, gobernaba en el Reino de
Granada Jusef Abu Adballah, Jusef II, que a la sazón
tenía 2 hijos, Muhamad y Jusef.
Sucedió que a la muerte del soberano,
Muhamad mediante el engañó y la traición consiguió
hacerse con el trono y enviar a su hermano a la prisión de Salobreña,
gobernando con el titulo de Muhamad VII.
Al poco tiempo de comenzar su
reinado Muhamad cayó enfermo y en un último acto de
maldad condenó a muerte a su hermano Jusef, para que
no le sucediera en el trono y envío a un emisario a Salobreña a fin que ejecutara
la condena. Era costumbre de la época que los condenados a muerte tuvieran
derecho a un último deseo, y Jusef pidió que lo
dejaran volver a Granda para despedirse de su esposa e hijos, pero el emisario
se negó al temer la reacción del monarca.
Entonces Jusef
pidió que, al menos, pudiera finalizar la partida de ajedrez que estaba jugando
contra el alcaide de la prisión, lo cual el emisario no se atrevió a
negar el deseo y permitió que continuara la partida. El alcaide
con tal de prolongar la partida advertía a su noble rival de los errores cometidos
y ambos se tomaron la partida con inusitada calma, hasta que finalmente Jusef anunció Jaque Mate. Rápidamente se levantó el emisario
para ejecutar las ordenes que tenía cuando, en ese momento
se escuchó el galope de numerosos caballos procedentes de Granada ya que el rey
había fallecido y venían a coronar a Jusef como nuevo
monarca siendo coronado con el nombre de Jusef III.